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Con el título «Las abejas no tienen la culpa, son la solución» hemos publicado un artículo de opinión en la revista Valencia Fruits, exigiendo nuevamente la derogación del acuerdo de la pinyolà. En el texto, firmado por Alejandro Boronat, presidente de La Abeja es Vida, se argumenta la necesidad de que la apicultura y la citricultura convivan en la Comunidad Valenciana.

Este es el artículo, que también puede leerse en la edición online de Valencia Fruits:

Las abejas no tienen la culpa, son la solución

Nadie duda de la gran importancia que tienen en la citricultura valenciana el grupo de las clementinas: oroval, clemenules, marisol y otras; todas ellas sin semillas y nacidas por mutación natural, seguramente gracias a la polinización cruzada de alguna abeja. Antes había abejas y clementinas sin pepita, hasta que se produjo una plantación indiscriminada de variedades híbridas. ¿No será esa la causa del problema? Haber regulado a tiempo esas plantaciones hubiera evitado los problemas que arrastramos agricultores y apicultores, con un grave perjuicio económico:

– Al agricultor, por la falta de una buena polinización y al citricultor por la depreciación de sus clementinas

– Al apicultor, por la pérdida de la cosecha de miel de azahar y la muerte de sus abejas a causa de los tratamientos con insecticidas o por el traslado forzoso a otras comunidades para encontrar en esa época flora para alimentarse.

 – La eliminación de otros polinizadores y abejas silvestres

Sin la polinización cruzada por las abejas no desaparece el problema, ya que intervienen el viento y otros polinizadores silvestres. Pero si no estuvieran los híbridos con pepita (HP), con toda seguridad no habría “pinyolà”.  Pretender la denominación de calidad seedless “sin pepitas” no puede pasar por ir contra las abejas. Porque es un atentado contra la diversidad el matar las abejas melíferas, himenópteros, sifridos y otros polinizadores beneficiosos para la agricultura. Que alguien hoy en día se atreva a pedir públicamente tratamientos en floración supone un ataque frontal al Medio Ambiente. Hablamos de una práctica prohibida, como consta incluso en las fichas técnicas de los productos fitosanitarios agrícolas.

El acuerdo de polinización cruzada de la Generalitat Valenciana actualmente yasolo favorece al lobby del híbrido afourer y no a clementinas, híbridos triploides e híbridos irradiados que no producen pepitas o pinyols. Además, niega la polinización muy beneficiosa para las naranjas navel, aguacates y otras producciones frutales. ¿Qué hay de los derechos de tantos agricultores que sí quieren la polinización necesitan de las abejas para polinizar sus cultivos? Es hora de que la Conselleria de Agricultura se pregunte también cómo nuestros productos van a conseguir ser bee friendly. El consumidor busca cada vez más los valores naturales y ecológicos, desde Europa se impulsa la apicultura y aquí seguimos anclados en una legislación obsoleta, que margina a las abejas desde hace 27 años y las criminaliza.

El acuerdo de la pinyolà nació en 1993 como un parche, que se ha ido renovando anualmente: contempló primero indemnizaciones por pérdida de renta y luego simplemente ha condenado al destierro a las colmenas. La movilización de los apicultores ha frenado la pretensión de sancionarnos y acabar con nuestro trabajo en la Comunidad Valenciana. Y ahora exigimos con total firmeza la derogación de la pinyolà: una reivindicación que ya tiene el respaldo de todas las organizaciones agrarias, asociaciones y ADS apícolas. Y así consta como primera prioridad en el Plan de Viabilidad Apícola Valenciana, presentado ante la Conselleria de Agricultura.

La Generalitat Valenciana tiene en sus manos el futuro de la apicultura en esta tierra. La viabilidad de nuestra actividad pasa también por ordenar y planificar correctamente las plantaciones de variedades híbridas con pepita. Y por una reconversión varietal siempre pendiente, a la que durante años se han destinado muchos recursos públicos en forma de ayudas. Todos conocemos las variedades de híbridos triploides e irradiados desarrolladas por el IVIA, que no pagan royalties y no son perjudiciales por su polen. Estas medidas ya se aconsejaban en informes técnicos encargados por la propia Conselleria hace más de 10 años y no se han aplicado.

Oponerse al Plan de Viabilidad de la Apicultura Valenciana o defender la normativa de la pinyolà solo puede explicarse ya desde intereses muy particulares. Supone perseguir a los apicultores como delincuentes e ignorar el imprescindible papel de las abejas en nuestros ecosistemas. Nuestra agricultura no puede darle la espalda a los valores medioambientales y a los sellos de calidad ecológica ni un día más. Las abejas son compatibles con la citricultura, siempre lo han sido. Por eso desde La Abeja es Vida exigimos que el bien de unos pocos no perjudique a muchos. Y confiamos en el apoyo de los agricultores para encontrar una solución adecuada y permanente a un problema que es de todos. Las abejas no tienen la culpa y deben formar parte de la solución.

Alejandro Boronat. Presidente de La Abeja es Vida

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