En La Abeja es Vida hemos apoyado la decisión del Ministerio de Agricultura español de negar permisos excepcionales para usar el pesticida metil clorpirifos en la Comunidad Valenciana. Diferentes colectivos de citricultores así lo han pedido para combatir la plaga del cotonet, a pesar de tratarse de un insecticida prohibido por la Unión Europea por su alta toxicidad y el peligro demostrado para las personas. “Se trata de un producto que supone un riesgo para la salud humana, peligroso por inhalación y por los residuos que deja en la fruta. Y muy dañino para la biodiversidad, ya que causa una mortandad indiscriminada en los insectos: es veneno para las abejas y para toda la fauna”, explica Alejandro Boronat, presidente de La Abeja es Vida.
Los apicultores de nuestra asociación han podido documentar gráficamente en las últimas semanas casos de mortandad de abejas en zonas próximas a campos que se han fumigado, presumiblemente con metil clorpirifos. A pesar de la prohibición de fumigar en época de floración, esta asociación denuncia la proliferación de esta práctica, con gravísimas consecuencias medioambientales.
El insecticida metil clorpirifos ha sido prohibido en la Unión Europea tras quedar documentados por la Autoridad Europea para la Seguridad de los Alimentos sus efectos genotóxicos y neurológicos en el desarrollo de los niños. También está demostrado que es un producto que puede dejar restos en los alimentos. En La Comunidad Valenciana ha sido uno de los productos más usados por los citricultores en anteriores campañas para combatir la plaga del cotonet de Sudáfrica por su efectividad y por ser más económico que otros plaguicidas. En la actualidad existen tratamientos alternativos al metil clorpirifos, menos dañinos para los polinizadores y el medio ambiente. Desde La Abeja es Vida se insta a las administraciones a apoyar a los citricultores para que puedan acceder a esos tratamientos para combatir la plaga del cotonet.
Nuestro presidente, Alejandro Boronat, argumenta que “la fumigación en época de floración es un ataque al medio ambiente y a los polinizadores en cualquier caso. Pero aún es más grave el uso de clorpirifos porque está demostrada su peligrosidad para las personas. Nuestra asociación considera que este es un nuevo golpe para la biodiversidad y para las abejas esta primavera, después de la renovación del acuerdo de la pinyolà aprobada por la Conselleria de Agricultura y que castiga el trabajo de los apicultores”.